Ser tu propio jefe. Pros y contras.

 

Una de las verdades a medias más comunes hoy en día relacionadas con el emprendimiento y el espíritu empresarial es la de ser tu propio jefe. Si bien podría parecer un mito, en el fondo una verdad a medias no es tan mala si consideramos que hay muchos aspectos positivos reales en ser independiente. Aunque, naturalmente, serlo también implica una serie de aspectos negativos que vale la pena entender.

Ventajas

Estás al volante. Tomas las decisiones tú mismo.

 

Hay una gran satisfacción en poder actuar sobre nuestras corazonadas, adivinar o simplemente hacer lo que hay que hacer. Así que puedes arriesgarte y gastar el dinero sin miedo de fallar. A menudo hablamos de ser propietarios como clave para la satisfacción laboral; y cuando eres el jefe, esta te pertenece. No tener que preguntarle a nadie puede significar mucho.

Establecer tus propios horarios.

Tal vez eres madrugador, o alguien que prefiere no trabajar ciertas horas de la tarde para atender actividades personales, o quieres atender ocasionalmente ciertos asuntos sociales. Tal vez te gusta trabajar por ciertos períodos enfocadamente y con gran intensidad.

Cuando eres tu propio jefe, eliminas la antigua costumbre de calentar una silla durante horas. Te vuelves responsable de tu producción, no de tus horas (a menos que seas una empresa de servicio al cliente).

Establecer tu propio estilo de trabajo, ambiente de trabajo y tus equipos de trabajo.

Algunos jefes son mejores que otros para la actualización tecnológica, para elegir una buena oficina, para adquirir mobiliario moderno, etc. ¿Qué tan rápido es tu Internet? Cuando eres el jefe, eso depende de ti. ¿Te gusta trabajar en un escritorio corporativo, en una mesa de sesiones o en cualquier escritorio? También depende de ti. ¿Una buena vista? ¿Buen café en la cocina? Todo depende de ti.

Establecer tu propia ubicación.

¿Por qué quedarte a trabajar en Bogotá si prefieres Medellín? No tomes ese frustrante viaje en metro al centro, si puedes quedarte en tu ciudad. Hacerte amigo de la gente en la cafetería de la esquina o pasar todos los días a Starbucks, ¿por qué no? Tú eres el jefe. Tú decides.

Desventajas

Tus compromisos (con proveedores, aliados, actividades comerciales) son tu jefe.

No puedes darte el lujo de faltar a tus compromisos y aún así tener éxito. Tu palabra es tu activo más poderoso. Las reuniones, los plazos y las promesas son compromisos. Realmente no puedes dirigir un negocio sin ellos.

Si tienes empleados, de alguna manera tus empleados son tus jefes.

Tú lideras y, te guste o no, el liderazgo es el liderazgo. Lo cual significa que tus empleados te estarán observando. No puedes hacer menos de lo que les pides. Como jefe ese es probablemente el factor más importante en la llamada cultura corporativa (o de la empresa). Si te vas temprano, todos se irán temprano.

Gastas tu propio dinero.

Recuerda que luego tienes que pagar por todo lo que decidas que necesitas. Sale de tu presupuesto, no del presupuesto de tu empleador, porque no hay empleador. Cuando los tiempos son difíciles, es posible que no necesites ciertas comodidades; así que la pregunta es ¿puedes pagarlo?

Ganas lo que ganas.

No tienes garantía de tu salario ni de las compensaciones. Todo depende de ti, tu negocio, tus clientes, tu mercado y de tu oferta comercial. El propietario único, el fundador de una startup o el propietario de una pequeña empresa no tiene un empleador que establezca un plan de compensación estable para él. Por tanto, no hay una garantía real de cuánto tendrás el próximo mes.

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