Su significado gramatical proviene del Inglés: S (specific), M (measurable), A (achievable), R (realistic), T (time), lo que en español podríamos adaptar como:
Específicos
Objetivos puntuales y, que a la vez, respondan preguntas como el qué, cuándo, dónde o el por qué de determinada acción.
Medibles
El análisis futuro se realiza a través de la medición, por eso, es importante tener criterios y métricas cuantitativas que sirvan de base para medir su efectividad.
Alcanzables
Conocer los recursos con los que se cuenta, sean humanos, técnicos o financieros, y analizar la capacidad que estos tienen de alcanzar el objetivo que se ha trazado.
Realistas
Siempre es mejor tener los pies en la tierra y ser conscientes de la realidad del negocio, esto involucra tanto el ambiente interno como el externo.
Tiempo
Establecer un periodo de tiempo de comienzo y finalización sirve no solo para dar un seguimiento, sino para priorizar las tareas que se deriven de este objetivo. Es importante no exagerar y tampoco apresurar su cumplimiento.
Objetivos normales x Objetivos SMART
A continuación, citaremos dos ejemplo para que identifiques la diferencia que, normalmente, se vería al inicio de un proyecto que no contempla objetivos SMART:
Objetivo Normal
- Aumentar el número de leads para que la empresa puedan vender más.
Objetivo Smart
- Aumentar, a partir de estrategias orientadas a la conversión, el número de leads en X porcentaje durante el próximo bimestre y, de este modo, ampliar las oportunidades de venta.
Los dos ejemplos desean alcanzar lo mismo, ¿verdad? Vender más es, en general, lo que más buscan los negocios. Tras leer los objetivos, habrás notado la diferencia de tener en cuenta los aspectos que mencionamos anteriormente: transmitir no solo un mensaje, sino complementarlo con los medios, razones y tiempos. Esto le dará sentido a su ejecución y guiará mejor el equipo.
¿Cómo establecer objetivos SMART?
Una vez reconozcas el sentido que tiene para tu empresa el uso de estos objetivos, vas a necesitar tener en cuenta los siguientes aspectos para determinarlos:
- Definición clara del negocio, del área y del equipo. De este modo, podrás tener un contexto de qué exigir y cuál es la realidad de cada parte para, así mismo, dar un objetivo alcanzable.
- Trabajar con calendarios o periodos. De nada sirve definir objetivos si quedarán pendientes para siempre. De acuerdo a tu objetivo anual, establece varios trimestrales (o un periodo que creas conveniente) para alcanzar el objetivo general del año.
- Conocer las métricas con las que se trabaja en cada área. Así podrás cuantificar y asociar tu objetivo a un número.
Aunque parezca sencillo, ten cuidado: no se trata de hacer suposiciones, contempla una reunión o una revisión de estos objetivos con tu equipo para que sean discutidos y aprobados. A nadie le gusta que se le impongan metas si no fueron previamente evaluadas o compartidas.