Como profesional freelance deberás desarrollar ciertas habilidades específicas de acuerdo al trabajo puntual que ejecutes. Pero sin dudas, una skill que aplica a cualquier perfil y que debe ser tenida en cuenta es la habilidad de escuchar.
Tu capacidad de escucha puede ser crucial al momento de la negociación con el cliente, cuando te esté bajando el “brief” para el cumplimiento de determinado proyecto, y en tantas otras instancias claves de la relación laboral.
Empecemos por marcar una diferencia sustancial: cuando hablamos de Comunicación (emisor, mensaje, receptor) no debes pensar únicamente en la Comunicación Verbal (palabras puntuales dichas o escritas) sino que hay que ir más allá: la Comunicación No Verbal es clave y muchas veces te dará la pauta de emociones, actitudes, pensamientos y reacciones de tu interlocutor.
La Comunicación Verbal sería la lectura más simple y superficial de ese acto de Comunicación, pero debes ir más allá, hilar más en detalle, para poder inferir datos que se puedan estar pasando por alto. La Comunicación No Verbal te va a permitir un mejor entendimiento del mensaje y te dará más pautas de cómo está sintiendo o pensando tu interlocutor.
Respeta los tiempos de cada uno
Ve paso a paso. Vivimos en una vorágine total, super acelerados, sin tiempo de nada, realizando 20 tareas al mismo tiempo. Pero cuando estés en diálogo con tu cliente, procura respetar sus tiempos y detente a escuchar. Estate presente en ese momento.
Dale su tiempo para expresarse, no interrumpas, ni pretendas impresionarlo o influenciarlo. Al contrario, debes respetarlo y estar con tus sentidos al 100%.
Observa en detalle
El lenguaje corporal te dirá mucho acerca de tu interlocutor. Observa la postura del cliente, sus gestos, cuanto detalle adviertas. Si estás al teléfono, el tono de vos puede decirte mucho también (si el cliente está ansioso, nervioso, irritado, expectante, etc.
Escucha con atención
Capta cada palabra y no te anticipes con suposiciones o inferencias. El cliente debes saber que te interesa lo que está diciendo y que estás ahí para entender sus necesidades. Es importante que tomes nota de cada instrucción o dato relevante para futuros pasos. Tampoco te adelantes con respuestas, sin haber escuchado y analizado su pregunta.
Revisa las informaciones
Muchas veces pueden suscitarse malos entendidos. Todo proceso de comunicación en sí es complejo: las interpretaciones siempre dependen del receptor, más allá de los esfuerzos del emisor en que el mensaje llegue de manera clara; también hay otros casos en que el emisor no es un buen comunicador y habrá problemas. Por eso es muy importante que revisa las informaciones para comprobar que están alineados y que el mensaje original fue entendido.
Formula preguntas
No te quedes con dudas. Es importante que clarifiques cada punto que no haya quedado claro. Demuestra lo pendiente que estabas de tu interlocutor y realiza preguntas relevantes y concretas. Puedes incluso referirte a algún gesto o expresión que hayas notado de tu cliente, siempre en forma sutil, claro está. La idea es que puedas entender a qué se debió alguna incomodidad o reacción de tu cliente (o expresión de entusiasmo, ¿por qué no?), y no que lo sometas a juicio.
Sé empático
Ponte en los zapatos de cliente. Córrete de tu lugar por un momento y trata de pensar y sentir como lo está haciendo él. Esto te hará más receptivo y te ayudará a entender su postura o reacciones.
¿Qué es lo bueno de todo esto? Desarrollar tu capacidad de escucha ayuda a disminuir malos entendidos, alinear la comunicación, captar nuevas oportunidades, y sobre todo a sentar las bases de una buena relación profesional-cliente, clave para tu crecimiento futuro.